martes, 6 de diciembre de 2011

Sin Título, 38.

Y mi alma aún escribe sobre la tuya.


Es algo superior, etéreo,
fugaz, pétreo,
algo que deja fuera de lugar a dudas
aquello que tiene que ver con el recelo.

Es mi verso libre un llanto
de tristeza, un grito de dolor
en la noche cerrada.

Y qué, ahora, ahora qué,
si tu alma es libre,
feliz, completa,
si tu alma encontró la paz.

Hice un parón para rememorar tus labios,
tus besos, tus ojos,
esa mirada alegre, feliz,
que me robó el alma,
esas caricias que me hicieron perder la cabeza.

¿Y qué ha sido de todo eso?
Deja que te responda: todo es nada.
Pues nada de lo que prometías
se convirtió en verdad.

Permíteme acabar. Me encuentro ahora
en una fría tarde, ya nocturna,
en la que el cielo pareció olvidar
que un día tuvo luz.

Y, como si de un mal presagio
se tratase, el tiempo intenta pararse
a mi alrededor; tu recuerdo titila,breve
y distante.

Ahora no tienen mis versos sentido,
me ha fallado la inspiración;
¿quién sabe la razón? Vacío el
interior de este vals,vacío
el recipiente que antaño estuvo a rebosar.

Ya me canso de ver a la Luna sonreír.
Su luz ahora me ciega, duele,
me traspasa, anochece en algún lugar
que no conoces.

Anochece en este frío domingo de otoño,
en este gélido castillo,
en esta triste morada.

Llueve la tristeza de un sueño,
llueve la locura,
el desengaño,
la magia y el llanto.

Y ahora casi río al pensar
que en un tiempo creí que esto era irreal;
pero entonces en la verdad caí:
mademoiselle, ça suffit.

Porque para que las flores de este árbol
estuviesen siempre abiertas
no debería de haber otoño,
sino sólo primavera.

Primavera que acabó hace ya tiempo:
yo aún era feliz,
tú aún eras la de antes.

Noche con estrellas y Luna. Luces en la
ciudad. Tu recuerdo, indeleble, no es el de ahora.

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