lunes, 24 de marzo de 2014

Sin Título, 64.

"En standby".

Como el barco que ya no navega,
en la cala de tu sombra fondeado,
en la calma de la costa anclado
escuchando el rumor de la caleta;

se ha detenido y escucha, las velas
gachas. El navío quieto, guardado
el timón y, con la brisa escorado,
espera paciente que la tormenta,

previsible conclusión de esta calma,
traiga con ella, al menos, sosiego.
El barco hundido, sosiego de muerte.

Al menos, así, al llegar el alba,
sabrá el capitán que todo está quieto,
rota su alma, banderas de duelo.

lunes, 17 de marzo de 2014

"Soneto de la noche", Pablo Neruda.

Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos: 
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una vez más sobre mí su frescura:
sentir la suavidad que cambió mi destino.

Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,
quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas pisando la arena que pisamos.

Quiero que lo que amo siga vivo
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,

para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.

martes, 11 de marzo de 2014

Otra noche más.

Como de vez en cuando sucede, anoche me encontré despierto. Totalmente despierto, sin rastro de sueño. Rondaban las 3 30 de la mañana cuando, al igual que el resto de noches que me sucede, me levanté para mi rutina de desvelo: coger el cuadernillo y escribir. Escribirte, para ser más precisos. 

Empecé a recordar. Me acordé de aquellos años dorados en los que se hizo habitual esta frase: "Efectivamente, ya no duermo por las noches". Esta frase, que tanto marcó aquellos tiempos, me parecía anoche lo más acertado del mundo. Y es que, como ya diría Márquez en sus novelas, el tiempo es cíclico. Y es que fue entonces cuando surgió esa frase, cuando nos moríamos por las esquinas, rondándonos como los dos jóvenes en celo que éramos, cuando nos olvidábamos de dormir sólo por seguir mirándonos; 

Esta noche me he encontrado en la misma situación. Me he pasado la noche sin dormir por seguir rondándote en las esquinas de mi mente. Como entonces, me he encontrado con el pulso acelerado recordando cada detalle de tu piel, de tu sonrisa y de tu forma de mirar.

¿Y el mundo pretende que avance? No, cielo. No puedo arrancarte de mi recuerdo. 

lunes, 3 de marzo de 2014

Quisiera recordarte, querida,

Ahora que no me ve nadie
y que sólo estamos tú y yo:

¿Quién, dulzura de canela,
te va a entender mejor que yo,
que siempre estuve cuando más lo necesitabas 
(y cuando menos lo esperabas)?

¿Quién sino yo, junco de tallo dócil,
escuchó todos y cada uno de los conflictos
que te atenazaban el alma
y te corroían el espíritu?

Ay, princesa, a veces suspiro y pienso
que no es tan difícil la existencia,
sino que nosotros,
ebrios de responsabilidad,
nos negamos el placer de vivir tal y como queremos.

No te dejes caer,
brisa de verano,
en la marisma oscura de la soledad.

viernes, 28 de febrero de 2014

Y no haces más que volver,

Por más que huyo,
me escondo y 
me evado,
siempre vuelves, maldita, siempre vuelves.

Y, aprovechando el descuido,
voy a desatarte los lazos cortos de mi poesía,
voy a ahogar mis penas en tu cabello,
voy a amordazar mi dolor con tus manos,
voy a asfixiar mi angustia con tus suspiros,
voy a dejarme matar, lenta y suavemente, por tu sonrisa.

Sentado, por fin, en la playa, 
me doy cuenta de que no voy a hacer otra cosa 
que tirar un par de piedras al agua y,
jugando con la arena,
me dejaré en la orilla,
a merced de las olas.

Turbio violín de ébano,
dulce melodía que mueves el viento,
no me queda más que tirar piedras al agua.