domingo, 4 de diciembre de 2011

Sin Título, 27.

Un breve reflejo.

Un breve reflejo, un fugaz destello,
frondosa arboleda, oscuro tormento,
pasión censurada, gestos de hielo,
gracias a la noche que aún hay cielo.

Un breve final, puro y estrellado,
horizonte nocturno, calma y consuelo,
paz a los hombres con un arpegio,
gracias a las almas por aguantar su peso.

Un breve acorde, un largo silencio,
una obra de arte que ha de surgir
de manos del que pronto ha de vivir
falsa paz, falsa tensión,
falsas ondas, falso viento.

Una breve frase, la sorpresa grata
que tanto tiempo el espíritu aguarda
esperando fiel a sus creencias
esperando el perdón de sus pecados.

Un breve limbo que finaliza
dando paso a una triste vida,
triste, triste existencia mísera,
tristes ansias de libertad impía.

Una breve eternidad sin nada que hacer
más que aguardar, intentar poder,
ejercer y caer, llorar y padecer
todo aquello antes de fenecer
y gritar al mundo que ése fue tu parecer.

Una breve cadencia, una carencia,
una caricia, una tormenta,
una llovizna, una cruel naturaleza,
salvaje soledad en una devastada multitud.

Una breve fe en breves alturas,
unas acechantes sombras, que
perennes, fuertes y altas
ocultan la Luna a tu mirada.

Una breve Luna, blanca y bella,
sin mácula y sin virginidad
sufriendo callada el haber sido mancillada
por unos extraños hechos de piel dorada
que reclamaron lo que era suyo sin pensar en ella.

Un breve poema, un breve poeta,
unos breves ideales sin sentido
sin necesidad de olvido
pues la sociedad cumplió su parte.

Un breve verdor, un anhelo,
una respiración sin aliento,
un llanto que desde dentro
perfora los breves sentimientos.

Una breve vida que toca a su fin,
una breve plegaria que parece dormir,
un breve Dios que mira sin ver,
un breve frío antes de querer creer
que la triste vida toca a su fin,
un breve frío antes de querer creer
que llegó la hora de morir.

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