jueves, 30 de enero de 2014

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Así que en esto consiste todo.

Al parecer, ahora todo consiste en dejarte ir poco a poco. En ver cómo tu figura se desliza en una sombra de la que no vas a salir jamás. En observar cómo, inexorablemente, te escapas de mi vida pasito a pasito, sin mirar atrás y con la mirada al frente.

Resulta que ahora no me queda otra que comerme con patatas mis palabras. Y las tuyas. No me queda más que dejar que todos y cada uno de mis sueños contigo (todos) se vayan diluyendo hasta que sólo seas un recuerdo amargo de un pasado que no volverá.

No tengo otra alternativa que consumir mis esperanzas de nada mientras sé que alguna vez dije esto y aquello, y tú me respondiste con el mismo esto y aquello. En esto consiste todo ahora, por lo visto.

Pues... ¿Sabes qué? Que no. 

Me cierro en banda, por una vez en mi vida. Me niego a que mi día a día se convierta en una marisma de hastío existencial, añoranza y negrura espiritual. Me niego a obligarme contra mi voluntad a buscar a otra mujer que supla las carencias que dejas aquí de cualquier manera. De hecho, me niego a intentar convencerme a mí mismo de que va a haber otra que sea igual o mejor que tú. Me niego a forzarme a pensar que, al fin y al cabo, no eras para tanto.

Pero no te confundas: no voy a perseguirte como un perro rabioso. Sé que la vida de cada uno es suya, y si has elegido irte será por algo.

En esto se resume lo que acabo de soltar: prefiero escribirte un verso a ti que mil sonetos a otra.

Prefiero acordarme de ti, aunque sea envuelta en sombras, que obligarme a comprometerme con cualquiera.

Prefiero estar solo con tu recuerdo que acompañado con una mujer que no te llegue ni a la sombra de tus pies.

lunes, 27 de enero de 2014

Pablo Neruda.

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio 
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escucha otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


Pablo Neruda, "Veinte poemas de amor y una canción desesperada".

viernes, 24 de enero de 2014

Ya el campo estará verde,

debe ser primavera.
Cruza por mi mirada un tren interminable.

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Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse.

Soy esa absurda epidemia que sufren las aceras.
Si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

sábado, 18 de enero de 2014

Sin Título, 62.

C'était la mer qui nous envahissait.

Cada vez late más despacio
lo que sea que queda aquí.
Navega,
Navega,
c'était la mer qui nous envahissait.

Ya los juncos de la ribera
se doblaron a tu paso.
Quienquiera que te puso allí
te sujetó con algo que no puedo describir.
Como dijo el coral
a medianoche,
c'était la mer qui nous envahissait.

Poca calma queda para este peñasco
cubierto de musgo y sal;
poca esperanza hay ya
de volver a encontrar tus huellas en la arena.
Esta arena, que sueña contigo.
Comme il rêvait, le gymnopédiste,
c'était la mer qui nous envahissait.

Même si ce chant n'arrive qu'au vent,
même si mes mots s'étendent sur le sable,
même si je rêve de te revoir...
C'était la mer qui nous envahissait.

miércoles, 15 de enero de 2014

Sin Título, 61.

"Y lucían las estrellas"

Y yo, paralizado,
contemplaba extasiado tu presencia;
dormido,
soñaba coral multicolor bajo mi cama;
etéreo,
flotaba sobre la arena, jugaba con el sol;
exhausto,
me corroía la ansiedad por verte;
calmado,
cerraba los ojos y esperaba en el mar.

"Y lucen las estrellas",

Y yo, paralizado,
contemplo extasiado tu presencia;
dormido,
sueño coral multicolor bajo mi cama;
etéreo,
floto sobre la arena, juego con el sol;
exhausto,
me corroe la ansiedad por verte;
calmado,
cierro los ojos y espero en el mar.

miércoles, 8 de enero de 2014

Sinfonía de las canciones tristes.

Parece que todo fue ayer. Cada cosa que he vivido contigo, antes, después: todo fue ayer.

Recuerdo cuando podía mirarte a la cara directamente. Recuerdo esos momentos en los que notaba que, aun de lejos, me mirabas. Me daba la vuelta, y ahí estabas, sonriéndome.

Recuerdo cuando no pasaba un día sin ti. Lo llenabas todo, incluso aunque no estuvieras. Mi música, mis líneas, todo. Estabas en todas partes. Y ahora también, pero ahora es diferente: estás, pero muy lejos.

Recuerdo cuando no me importaba escribir cosas como ésta. Al fin y al cabo yo disfrutaba escribiendo y, si por casualidad lo leías, sabía que tú ibas a disfrutar leyendo. Ahora, me niego a mí mismo el placer de escribir sólo para no tener que recordarte otra vez. Es más, del mismo modo en que me arde el interior, sé que, si alguna vez caen en tus manos estos párrafos, sentirás lo mismo que yo.

Cómo cambia todo... ¿Y nosotros? ¿Hemos cambiado nosotros?

Ya no lo sé. Has conseguido que ya no lo sepa.