sábado, 16 de junio de 2012

Sin Título, 47.

Recuerdo que sonaba Sinatra.


Yo vagaba por la ciudad, buscando encontrarte,
tú esperabas sola que lo hiciera;
en aquella mesa, de jazz y copas caras,
con aquella necesidad impaciente, tan tuya.

Al fin entré en aquel sitio, tan poco mío,
y te sentí:
esa sensación de vacío en el estómago,
ese olor a tacón fino y carmín intenso,
esos ojos que me clavaste como fuego.

Y entonces, ahí estabas, indiferente del mundo,
con una copa rozando tus labios y esperando
que yo me atreviera a acercarme.

Abriste tu boca para llamarme,
dama de curvas entalladas,
sinuosas, huidizas, puro blues...
Y me senté contigo, recuerdo que sonaba Sinatra.

La canción de tu voz llegó a mis oídos, y caí
en una neblina oscura y borrosa
de caricias furtivas, de sones cubanos,
de aroma a jazmín, de tú entre mis manos.