lunes, 18 de marzo de 2013

Sin Título, 53.

A la ciudad.


Se despierta la ciudad, se gira perezosa,
navega todavía en el cálido mar
del entresueño, lucha por recuperar
el aliento, se resiste a volver, revoltosa.

Salta entonces, vuela, ríe vigorosa,
juguetea con el tiempo sin pensar
en él. Se detiene a observar
el canto de los pájaros, florecen las rosas.

Ya pasa el mediodía, el ocaso se avecina.
Se va parando la ciudad, va dejando
que los cristales brillen con luz propia.

Cae la noche, el ave del paraíso no trina;
ya se acuesta la ciudad, se va apagando,
vuelve al sueño en el mar, y con ella mi memoria.

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