martes, 11 de marzo de 2014

Otra noche más.

Como de vez en cuando sucede, anoche me encontré despierto. Totalmente despierto, sin rastro de sueño. Rondaban las 3 30 de la mañana cuando, al igual que el resto de noches que me sucede, me levanté para mi rutina de desvelo: coger el cuadernillo y escribir. Escribirte, para ser más precisos. 

Empecé a recordar. Me acordé de aquellos años dorados en los que se hizo habitual esta frase: "Efectivamente, ya no duermo por las noches". Esta frase, que tanto marcó aquellos tiempos, me parecía anoche lo más acertado del mundo. Y es que, como ya diría Márquez en sus novelas, el tiempo es cíclico. Y es que fue entonces cuando surgió esa frase, cuando nos moríamos por las esquinas, rondándonos como los dos jóvenes en celo que éramos, cuando nos olvidábamos de dormir sólo por seguir mirándonos; 

Esta noche me he encontrado en la misma situación. Me he pasado la noche sin dormir por seguir rondándote en las esquinas de mi mente. Como entonces, me he encontrado con el pulso acelerado recordando cada detalle de tu piel, de tu sonrisa y de tu forma de mirar.

¿Y el mundo pretende que avance? No, cielo. No puedo arrancarte de mi recuerdo. 

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