jueves, 8 de abril de 2010

Sin título, 12.

Dulce, dulce es la muerte, dulce su aliento sobre mi cuello...

Dulce el sabor de tu nombre en la noche,
dulce el olor de tu perfume en mi ropa,
dulce el susurro de tus labios,
dulce la melodía que tu recuerdo arranca al piano.

Amarga es la conciencia en las noches de desvelo,
ácidas las palabras que tanto engañan,
áspero el recordar a tiempo cosas a destiempo,
amargo, amargo como tu ausencia.

Efímero el tiempo que pasé mirando al Sol,
efímero el consuelo que me dio la bella Luna,
efímero el brillo de las estrellas,
efímeros los sentimientos al amanecer.

Triste el frío que me rodea,
irónica la soledad,
hondo el resentimiento que, como antaño,
vuelve a decidir la partida.

Inútil el esfuerzo de Bizet,
inútil el reflejo del atardecer junto a ti,
inútil la desdicha que puede a la alegría,
inútil la melancolía de tu adiós.

Inútiles los húmedos ojos que,
sin palabras,
buscan perdón.

1 comentario:

  1. "Dulce, dulce es la muerte, dulce su aliento sobre mi cuello..."

    Me encanta...
    No sabes lo intenso que es un mísero suspiro en el cuello...
    La de sensaciones que puede llegar a denotar y transmitir, ¿eh?

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